Ilustración de Segundo Deabordo
—Querida, este es sexto juego de sartenes que compras en lo que va de año.
—Es que tenían un precio muy bueno, y comprando dos juegos te regalan una yogurtera.
—Yogurteras tenemos cuatro.
—Pero son modelos diferentes.
—Todas hacen lo mismo: yogures. Y no nos gustan los yogures.
—Tampoco hemos usado nunca la barbacoa que compraste tú, querido.
—¿Y dónde quieres que la pongamos?
—Pues eso digo yo. Si no tenemos terraza ni jardín, ya me dirás tú para qué la queremos.
—Estaba de oferta.
Estos eran los padres de Hansel y Gretel, dos descerebrados que no llegaban a fin de mes a base de derrochar el dinero comprando cosas innecesarias. Y, por supuesto, no les faltaba un teléfono móvil de última generación.
Un día se les ocurrió la feliz idea de abandonar a sus hijos en el bosque para reducir gastos. Así, como el que se da de baja de la suscripción a una revista.
—Seguro que alguien los acoge y les da de comer —se dijeron a sí mismos para quedarse tranquilos.
Los niños pasaron dos días vagando por el bosque intentando hallar el camino de regreso a su hogar. En ese tiempo no encontraron nada que echarse a la boca, ni siquiera las famosas “frutas del bosque”. Porque, no sé ustedes, pero yo he ido cientos de veces a diferentes bosques y jamás he visto fresas, frambuesas o grosellas. Nunca. Si acaso alguna cáscara de plátano y cagarrutas de conejo, pero poco más.
Al tercer día, los hermanos se toparon con una amable viejecita que mostró mucho interés en ellos.
—¡Vaya, vaya! ¿Qué hacen dos niños como vosotros caminando solos por este lugar? —les preguntó.
—Nos hemos perdido y llevamos dos días buscando el camino de vuelta a casa.
—¡Oh, pobres! Seguro que estaréis hambrientos.
—Tenemos más hambre que Dios talento, señora —dijo Hansel.
—¡Pues venid conmigo! Mi casa está construida con unos deliciosos manjares que os van a encantar —dijo la mujer con una mirada aviesa—. ¡Podréis comer todo lo que queráis!
—¡Es cierto! —exclamó Gretel—. En el colegio he escuchado la historia de una casa en este bosque que está hecha de bizcocho, chocolate, galletas y gominolas. La llaman “La Casita de Chocolate”, ¿verdad?
—Bueno… sí, más o menos. Acompañadme y os la mostraré.
Los niños siguieron a la anciana, relamiéndose mientras pensaban en el festín de golosinas que se iban a dar. Pero cuando llegaron, se llevaron un enorme chasco: allí no había ni chocolate, ni galletas, ni ningún otro dulce. Aquella casa estaba construida a base de brócoli, soja, judías verdes, acelgas, sésamo y tofu.
—Pero, ¿qué clase de broma es ésta? —bufó Hansel contrariado.
—Es que hace unos meses vino un inspector de la Consejería de Sanidad y me dijo que tenía que modificar la vivienda porque sobrepasaba los niveles permitidos de azúcar y grasas saturadas —explicó la anciana—. Y me obligó a retirar los dulces y en su lugar colocar alimentos saludables.
—Pues yo no pienso comer nada de eso —protestó Gretel con gesto de asco.
—Ni yo tampoco, hermana. ¡Menuda bazofia! ¡Hala, vámonos! —dijo Hansel.
—¡Esperad, niños! ¡Si ni siquiera lo habéis probado!
—Que no, señora, que nos vamos. ¿Nos podría hacer un bocadillo para el camino?
—¡Claro! Tengo chorizo de soja y paté de espinacas.
—Puaghhh, antes me como una ardilla cruda… ¿Y no tendría al menos un refresco?
—Sin cafeína, sin burbujas y sin azúcar —contestó la mujer encogiendo los hombros.
—Déjelo, señora. Déjelo.
Y así fue como Hansel y Gretel, en un alarde de dignidad y coraje como en pocos cuentos se ha visto, prefirieron perecer de inanición en mitad del bosque antes que comerse todas esas porquerías “saludables”, que no eran comida ni eran nada.
Y es que con las cosas de comer, poca broma.
FIN
Para leer más Cuentos en Escabeche, pincha AQUÍ.
Si les apetece, pueden dejarme un comentario un poco más abajo. No es necesario registrarse. También puedes compartirlo en tus redes 🙂.
https://www.safecreative.org/work/2004093608714-cuentos-en-escabeche-hansel-y-gretel
Gracias por estas gotas de alegría en medio de tanta estupidez innecesaria. Salud y saludos.
Me gustaMe gusta
Gracias a ti por leerme y por tu comentario, Iñaki. Saludos!!
Me gustaMe gusta
Ufffff…qué gustoooo…cafetito con lectura de cuentos y alguna entrevista que me espera…😍😍😍😍😍… me ha encantado… ya se sabe…Padres descerebrados…niños inteligentes.
No paresssss nunca. Besissss
Me gustaMe gusta
Muy divertida tu versión del cuento. A mí tampoco me ha resultado muy apetecible esa casa hecha de verduras… Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Mayte. Las verduras, con moderación… 😀
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jajaja, gracias, anoche se lo leí a mi bello embeloso y le encantó, seguiremos con ellos y esperando nuevos,¡ánimo y fuerza!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias!
Me gustaMe gusta
Me ha hecho mucha gracia tu versión del cuento, Capitán. No te conocía y me han recomendado tu lectura. Un acierto, sin duda.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Jimena. Y bienvenida a bordo 🙂
Me gustaMe gusta
¡ En tu linea habitual ! JAR-M
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mi gracias 😊
Me gustaMe gusta
Buena revisión del cuento, Carallo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Ginés 🙂
Me gustaMe gusta
Geniales tus cuentos, Capitán. Lectura muy divertida para estos días.
Gracias por compartirlo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias a ti, Rebeca 🙂
Me gustaMe gusta
Muy entretenido. Un cuento diferente , con moraleja
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Loli 🙂
Me gustaMe gusta
Qué pena que no comieran perdices, como en casi todos los cuentos.
Bien traído, Capitán. Los extremos nunca son buenos. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jejejeje, muchas gracias, Pedro. Donde esté una perdiz escabechada… 😋
Me gustaMe gusta
Jajajaja, qué gran final. Enhorabuena Capitán.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Rober 🙂
Me gustaMe gusta
Muy bueno, estos chicos son iguales que sus padres
Me gustaLe gusta a 1 persona
Con más dignidad, Susana. Ya quisieran esos padres… 😀
¡Muchas gracias!
Me gustaMe gusta
Unas torrijas para esos niños, por favor!!
Muy bueno Capitán, siempre pones el dedo en la llaga. Y con mucho humor.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que quede alguna para mí también, Ana Belén 😀
Muchas gracias 😊
Me gustaMe gusta
La dignidad ante todo, diga usted que sí 👏🏻👏🏻👏🏻
Me gustaLe gusta a 1 persona
Eso es, Marcelo 😀
Me gustaMe gusta
Muy bueno tu cuento Capitan,en este no aplica el refrán de que cuando hay hambre no hay pan duro.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Dignidad ante todo, Angélica 😀😀.
¡Muchas gracias!
Me gustaMe gusta
Muy bueno. La verdad es que es mejor que el original. En una ocasión conté en el colegio está sangrienta historia y los niños terminaron llorando. Gracias Capitán.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es que muchos de los cuentos infantiles son terribles, Iván…
Muchas gracias por leerme 🙂
Me gustaMe gusta
Buen cuento y buena moraleja 👌🏻
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias 😊
Me gustaMe gusta
Dios bendiga a H&G, son mis héroes. 😂😂
Grande como siempre, Capitán.
Me gustaMe gusta
Jajaja… gracias, Israel 😊
Me gustaMe gusta
Yo me postulo a favor de la comida saludable.
Jajaja, es el confinamiento (necesario) que me tiene media turulata.
Como nos tienes acostumbrados, buen relato Capitán.
Arriba el humor, la lectura y la comida basura si nos da alguna alegría en estos días que pasamos y que terminarán por pasar.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Pepa. Hay que cuidarse, pero un capricho de vez en cuando no viene mal… Un abrazo 😊
Me gustaMe gusta
Dí que sí, Capitán. Nos estamos volviendo tontos con tantas semillas, algas y tofus.
Si viviera mi abuela le daba un patatús, ella que después del cocido me preguntaba si quería un huevo frito con patatas.
Un abrazo, y gracias por seguir compartir tus historias en estos tiempos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jejeje, una abuela de las de toda la vida.
Muchas gracias, Raúl 🙂
Me gustaMe gusta
La llaman comida saludable, pero ni a Hansel ni a Gretel ni a la bruja les hace bien, así que no sé yo…
Muy bueno, Capi, muy ocurrente, je, je, como siempre.
Un abrazo. 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es que la palabra «saludable» se aplica muy gratuitamente 😀
Muchas gracias, Luna. Un abrazo 😊
Me gustaLe gusta a 1 persona
Genial, y con mucha enjundia !!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Agüicha 😊
Me gustaMe gusta
Me parecio genial. Ya se los conté a mis nietos y ellos reian diciendo » como decis vos comida saludable»»
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jejejeje, muchas gracias Carmen Julia. Salude a sus nietos de mi parte.
Me gustaMe gusta
Que derroche de creatividad y de imaginación, me he reído muchísimo a la vez que me han dado unas ganas inaguantables de comerme un cubo de alitas de pollo. Enhorabuena por tu texto, de verdad que me ha encantado.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que sea cubo y medio, Fer. Y con patatas 😉.
Muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado.
Me gustaMe gusta
Qué razón llevas. Donde esté un buen cocido… 🤣🤣🤣
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Cómo lo sabes! Gracias Daniel 🙂
Me gustaMe gusta
Me encanta esta versión del cuento, ¡¡me parto!!
Hasta en medio del caos nos haces reír.
Gracias capitán, cuidate mucho en estos tiempos que corren. 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me alegra que te haya divertido. Cuídate tú también. Un abrazo 😊
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy bueno Capitán. Ya echaba de menos una de tus versiones. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Alicia 🙂
Me gustaMe gusta