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Ilustración de MS de Frutos*

 

Después de una larga temporada de inactividad, me interesé por el golf porque es un deporte en el que se anda despacio y no se suda, así que pensé: “esto va a ser lo mío”. Hablé con un compañero de trabajo que lo practica con frecuencia y me propuso ir con él al club que hay en las afueras de la ciudad.

—Aunque si no has jugado nunca, antes deberías tomar unas clases —me sugirió.
—Para darle con un palo a la bola no hace falta dar clases, hombre —le contesté con seguridad.
—Tú verás lo que haces.

Ese mismo fin de semana preparé la mochila con unas viandas y nos presentamos en el campo de golf.

—Bueno, Boni —dijo mi compañero—, yo te dejo que vayas a tu aire. Nos vemos en el bar cuando termines los dieciocho hoyos.

La verdad es que pasé una mañana estupenda haciendo un montón de amigos, a pesar de que me habían advertido que los golfistas son gente muy seria. Seguramente mis bromas y chascarrillos ayudaron a distender el ambiente.

Por eso no entendí cuando, al cabo de unos días, recibí esta carta del director de la instalación:

“Estimado señor Mantecón,

No es costumbre de esta entidad dirigirse a sus usuarios en estos términos pero, debido a la gran cantidad de quejas que suscitó su comportamiento el pasado sábado, me veo obligado a rogarle que tenga en cuenta las siguientes indicaciones en el hipotético caso de que pretenda volver a presentarse por aquí:

Este club no posee ninguna norma concreta en cuanto a la vestimenta de sus usuarios. Puede usted venir ataviado como mejor le parezca, pero permítame sugerirle que un culote de ciclista raído que le deja parte de las nalgas al descubierto, una camisa blanca con chorreras y una gorra de Caja Rural quizás no sea la estética más adecuada. Considérelo.

El golf es un deporte que requiere silencio, concentración y sosiego, especialmente en los golpes difíciles. Es poco acertado gritar y fingir estornudos en el momento en el que sus compañeros de juego golpean la bola con el fin de desestabilizarlos. Ni siquiera como broma.

Tenga también presente que en este deporte no se celebran los aciertos quitándose la camisa, abrazando a otros jugadores sin su consentimiento o tirándose en plancha sobre la hierba, como en el fútbol u otras disciplinas. No vuelva a comportarse de ese modo, por favor.

En el juego del golf, la bola debe golpearse con la cabeza del palo (el extremo más ancho). Por muy cerca que se encuentre la bola del hoyo, el reglamento no permite tumbarse en la hierba y golpearla con el palo al revés como si estuviera jugando al billar. Son juegos diferentes, téngalo presente.

Las pequeñas depresiones en el terreno rellenas de arena, denominadas ‘búnkeres’, son obstáculos creados con el fin de añadir dificultad al juego y hacerlo más estimulante. No están hechas para que los usuarios alivien el vientre dentro de ellas. Le ruego que, en caso de necesidad fisiológica urgente, acuda a los aseos como hacen el resto de socios. No vuelva a dejarnos un ‘regalito’ como el del sábado, si es tan amable.

Tampoco fue bien recibida la “broma” de ponerse un disfraz de gorila y perseguir a los jugadores por el campo. Tenga presente que alguno de ellos son personas mayores, con salud delicada en ciertos casos, y no es recomendable que sufran ese tipo de sobresaltos. Dos de nuestros socios tuvieron que ser atendidos por el servicio médico.

Y, por último, como ha podido comprobar, este club posee un servicio de alquiler de cochecitos eléctricos (o ‘buggies’) a disposición de los clientes para agilizar los desplazamientos por el campo. Usted puede alquilar uno cuando lo desee, como hizo el pasado sábado, siempre y cuando conduzca con precaución y lo devuelva en perfecto estado. Porque lo que no está permitido, caballero, es conducir a toda velocidad atemorizando a los usuarios de la instalación y, menos aún, precipitarse con el ‘buggy’ dentro del estanque del campo y dejarlo abandonado allí como si nada hubiera ocurrido. ¿O se piensa usted que no nos hemos dado cuenta? Tenemos cámaras que graban todo lo que ocurre en las instalaciones, señor Mantecón.

Por favor, tenga en cuenta estas consideraciones y plantéese que quizás encaje usted mejor en otro tipo de ambiente.

Atentamente,
Emiliano Cabrera, director del club”.

No sé ustedes, pero yo creo que este señor es demasiado rígido y anda escaso de sentido del humor. ¡Con la mañana tan buena que pasé!

Me temo que tendré que buscar otra disciplina para ponerme en forma, porque creo que el golf tampoco va a ser lo mío…

FIN

Puedes encontrar todos los episodios de Las Peripecias de Bonifacio Mantecón  pinchando AQUÍ.

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*Visita el blog del ilustrador M.S. de Frutos: https://humorensutinta.wordpress.com/

https://www.safecreative.org/work/2007024632420-desastre-en-el-campo-de-golf