Golondrina Jiménez estaba absolutamente convencida de ser un pájaro nacido en el cuerpo equivocado. Comía alpiste y hojas de lechuga, y cuando se sentía mal, insistía en que la llevaran al veterinario.

Si se ponía muy pesada, su marido le echaba un trapo por encima… y hasta el día siguiente.

FiN.

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