Los vecinos del Residencial Sabueso estaban muy satisfechos de tener a un perro como conserje. Era educado, voluntarioso y muy serio en su trabajo. De vez en cuando les olisqueaba las nalgas o le pillaban lamiéndose los testículos en la portería, pero, lejos de incomodarles, le habían acabado cogiendo cariño.

FiN.

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