En la localidad granadina de Recatada del Monte, las monjas vestían prendas muy cortas que dejaban sus muslos a la vista, cosa que llamaba mucho la atención a las mujeres del pueblo, siempre ataviadas con largos hábitos.

“Menudas frescas están hechas estas religiosas”, solía escucharse en los corrillos de vecinas.

FiN.

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